
Tenemos una emoción que es el miedo, pero tenemos una decisión que es la valentía. Si decido ser valiente, a pesar de mi miedo, este desaparecerá.
Las decisiones tienen un enorme poder para cambiar nuestras actitudes, sin tener que depender de las emociones, siempre cambiantes y siempre fluctuantes.
A veces tenemos cierto pesimismo inconsciente. Es muy importante que observemos la realidad, que tengamos una lectura de la información que nos da el entorno porque este actúa como un espejo, para decirnos como vamos. Tenemos que recibir información lo más objetiva posible no atreves de juicios ni de generalizaciones sino atreves de aportes que dados como un regalo nos ayuden a replantearlos a redirigir nuestro destino.
Si aceptamos que tenemos una libertad no total, pero si real, tenemos que aceptar que el ser humano trasciende la materia. Esta trascendencia la comprobamos y captamos a través del uso de la inteligencia, de la reflexión, de la meditación y sobre todo con la práctica de la benevolencia y del amor. A través de esta forma de ver y actuar en el mundo, percibimos como nuestra realidad interior cambia y da otro significado a nuestro existir.
