
Todos los seres humanos tenemos una huella genética, es decir parte de nuestra personalidad está constituido por un gen heredado. Otra parte está constituida por nuestra libertad, voluntad, educación y contexto cultural donde hemos crecido.
Pero también tiene que ver con nuestros valores; o sea, como nos vemos a nosotros mismos y como vemos a los demás. Nuestra mirada puede ser apreciativa o desvalorizadora, tanto de los otros, como de nosotros mismos. Intentar descubrir su mundo y el nuestro, para descubrir un mundo más amplio, es propio del destino de un ser humano basado en un valor esencial; nuestra dignidad.
Los desafíos de la vida se enfrentan, no solo con nuestras capacidades, sino con nuestras creencias, esto es, como me siento, como creo que estoy para superar obstáculos o para conseguir metas y objetivos. Las creencias limitantes, se apoderan de nuestro pensamiento y percepción, haciéndonos creer que nuestras metas, son imposibles de realizar. Generamos límites que son ficticios pero las asumimos como verdaderos.
